Al regresar de un viaje, Roberto, el hermano mayor de la familia, trajo regalos para sus padres y hermanos. Entre ellos, un hermoso gallo de pelea para su papá, al que bautizaron como ‘Caballero Carmelo’.

Un 28 de Julio, el Día de la Independencia del Perú, en el vecino pueblo de San Andrés, se enfrentaron el ‘Caballero Carmelo’ y el ‘Ajiseco’.
En la pelea con cuchillas y con las apuestas a su favor, el ‘Ajiseco’ hirió en pleno salto al ‘Caballero Carmelo’. “¡Todavía no ha enterrado el pico señores!”, gritó el juez cuando el público daba por perdedor al más viejo.
Pero el ‘Caballero Carmelo’, con amor propio, siguió peleando hasta que de una estocada hirió mortalmente al ‘Ajiseco’, que terminó por enterrar el pico.
Herido, el noble animal fue llevado por Abraham a la casa, donde luego de dos días, y a pesar de los cuidados, se levantó al atardecer, miró el horizonte, batió las alas y cantó por última vez, para luego desplomarse y morir mirando a sus amos que nunca lo olvidarían.
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